Werther
Cuando Marco terminó de leer Werther decidió que quería
escribir poemas de amor.
Ella tenía cinco años cuando presenció la violación y
asesinato de su madre. A los diez consumió cocaína por primera vez.
¿El escritor es un artificio? ¿El escritor es consciente de
sus letras? ¿Sabe en algún confín de su alma que todo es falso?
Marco escribió tanto sobre ella que perdió el apetito, la
higiene y su dinero. Le pasó lo que a un loco: se obsesionó con la nada.
Incluso había dejado de leer. Cuando no escribía se masturbaba pensando en la
mujer sin rostro.
Marco sentado en su escritorio, Marco fumando, sin camisa,
oliéndose, viendo a su bestia femenina, Marco ausente de él mismo, inmerso en
los ritmos, sonidos, imágenes, Marco lleno de semen, cigarros, Marco en los
ritmos, oliéndose, sin camisa, Marco escritor, puro, sonidos, Marco artífice,
Marco poeta.
Releyó un verso suyo: ¿Existe el amor?
Dejó de escribir y usó ese pivote para salir a la calle
después de tanto. Se duchó y rasuró. En el momento que vio a una mujer sintió
una erección envuelta de angustia. Caminaba por la calle Florida que estaba
repleta de gente y le sorprendió oler un sudor que no fuera el de él. De pronto
sintió que le tocaron el hombro. Era una mujer. Con los ojos le indicó que la
siguiera. Marco, imposibilitado por su deseo, obedeció. Tornaron en Lavalle y
después en Maipú y arribaron a una casa vieja. La mujer no dijo ni una palabra
y Marco, en el camino, empezó a rellenar el rostro de la mujer con el de ella.
La visualizó desnuda y creyó en la perfección. Creyó, también, en la ciclicidad
del final de Werther con ese momento. Todo tenía sentido.
Entraron a la casa y Marco se encontró con gente bebiendo y
fumando. Pasaron por entre las mesas; siempre guiando la mujer. En un rincón de
la casa ingresaron a un cuarto y aun en silencio la mujer le quitó la ropa a
Marco. Hicieron el amor. La mujer, después del orgasmo desbalanceado, le tendió
su mano derecha con las palmas abiertas y dijo:
-Son dos mil pesos.
Marco, hipnotizado, sin asociar la acción con nada, pagó.
Después de un silencio, Marco dijo:
-Te amo.
-Sexo. – respondió la mujer. – Sexo es lo único que te puedo
ofrecer.
Marco no rechazo la oferta.
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